Una situación muy común en las empresas cuando les hablas de formación se produce cuando los responsables de RRHH/Equipos/Proyectos te dicen que no forman a su gente porque si lo hacen luego éstos se les marchan a la competencia. Pasa constantemente.
Es cierto que la formación mejora la empleabilidad de la gente. De eso no hay duda. Pero el que se vayan o se queden depende fundamentalmente de que la empresa ponga los medios y -sobre todo- las condiciones para "fidelizar" al empleado, y que por lo tanto éste desee permanecer en ella, porque está motivado, tiene posibilidades de mejorar y sobre todo se sienta realizado en el plano laboral.
Si un trabajador se marcha tras la formación es que ya deseaba irse antes de la formación. Es decir, no existe una relación de causalidad entre formar a una persona y que se quiera marchar de la empresa, como es obvio. Es más, el hecho de que la empresa no les brinde la oportunidad de formarse es una razón más para querer abandonarla, pues no se apuesta por esa persona. Claro que la persona también tiene que ser de una determinada forma, y es este tipo de trabajador al que se debiera apoyar.
En la actual sociedad competitiva y globalizada, donde las barreras de entrada a muchos negocios y actividades se han reducido o, directamente, han desaparecido, las empresas deben saber responder con celeridad a los cambios. Es más, deben en realidad tratar de adelantarse a los cambios y tendencias. En el ámbito tecnológico en el que nos movemos la audiencia de mi blog y yo, la única constante es el cambio.
La verdadera formación continua no sólo se trata del aprendizaje de una determinada disciplina técnica o competencia, sino que implica también "vivir en el mundo", comprender lo que te rodea, estar al tanto de los cambios y tendencias importantes que influyen o influirán a tu trabajo. Sólo de este modo podrán los trabajadores ayudar a su empresa a mejorar, a anticiparse, a ser diferente.
Obviamente esto implica no sólo que la empresa brinde la oportunidad de hacerlo, sino también trabajadores que tengan interés por ello. Estas personas son algo más que trabajadores, son profesionales.
Lo que expongo se aplica a cualquier trabajo que implique la realización de tareas que no sean mecánicas. En el caso de trabajadores de "cuello blanco" -los que se han dado en llamar "trabajadores del conocimiento"- son la práctica totalidad de los puestos.
En el caso concreto de los técnicos TIC esto último es especialmente cierto. El que se haya metido a programador, administrador de sistemas, etc.. pensando en que no se va a formar hasta el fin de sus días está muy equivocado. Sorprende entrevistar a recien titulados en informática que creen que por haber estudiado esta carrera ya saben todo lo que necesitan. También existe otra categoría de informáticos, muy común, cuya única formación es buscar en Internet la solución concreta al problema concreto que tienen en cada momento, pero sin ir más allá. ¿Cuántos programadores conoces que dicen que al terminar su jornada laboral no quieren tocar un ordenador?.
No son precisamente estos últimos aquellos que las empresas deben cuidar y apostar por su formación.
Pienso que las empresas, más que preocuparse porque si forman a los trabajadores éstos se les van a marchar, deberían preocuparse porque si no los forman, a lo mejor, se les quedan. Y esto sí que será un problema a largo plazo ;-)
En fin, esta es mi reflexión personal para una tarde domingo lluviosa, sin nada mejor que hacer, y espero que se me haya entendido :-)