CSS es un lenguaje más bien pobre: no dispone de construcciones complejas que nos permitan tomar decisiones con condicionales, repetir operaciones mediante bucles, etc... La máxima lógica que nos permite aplicar es cambiar ciertas definiciones en función del medio (pantalla, impresora...) o los anchos y resoluciones (media-queries). Esto hace que mantener hojas de estilo CSS muy grandes resulte complicado. Por ejemplo, si estamos reutilizando un color o una dimensión (ancho o alto) a lo largo de un documento CSS muy largo, no nos queda más remedio que repetir el mismo valor una y otra vez. Si más adelante decidimos cambiarlo tenemos que buscar y reemplazar con cuidado en el documento de texto. Las variables CSS son una realidad en todos los navegadores modernos desde hace muy poco tiempo, pero ya podemos sacarles todo el partido. Con este completo artículo aprenderás a dominarlas...
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