Aunque no haya muchas aplicaciones buenas, instalarlas desde la tienda de Microsoft tiene sus ventajas: se actualizan solas y nos las podemos llevar de equipo en equipo, como en un móvil, lo cual mola. Sea como fuere, a veces no nos queda más remedio que usarlas. Quizá sólo existe la versión de la Store, quizá sea una aplicación corporativa, o quizá simplemente nos gusta 😉 Existe un problema con estas aplicaciones: si queremos que se ejecuten con el sistema, para tenerlas disponibles desde el primer momento o no olvidarnos de abrirlas, no tenemos forma sencilla de lograrlo. De todos modos siempre existe una vía, y hace poco tuve la necesidad de hacerlo y me tuve que buscar la vida. Así que te cuento como lo logré.
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